domingo, 27 de febrero de 2011

CortoInterpretando

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sábado, 26 de febrero de 2011

La esquina

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sábado, 12 de febrero de 2011

Feisbulerías...














No sabría describiros tamaño descubrimiento,
pues con sólo estar pensando,
os aseguro,
que estos pensares ya cuelgan,
en rigor, en mi muro de los lamentos.

Por parecer pareciera
cosa de brujas y ungüentos
mas en realidad nos topamos
con facebook,
todo un cuento.

Para  muestra un botón:
os diría, como ejemplo,
que en minutos cultivé
sin mayor pena ni esfuerzo
más cercanos y amistades
que en larga vida de intentos.

Grande cosa también es
la plática o parlamento
que podrá vos mantener
con cualquiera,
en cualquier momento.

A esta cosa chatear se llama,
pero en ir de chatos no piense
ni en tomar vinos al Puerto,
que más bien trata el invento
en tener buen cotorreo
con internautas,
¡qué tiempos!

Mas con cuidado hay que andarse
en esto de los encuentros
-pues, ay, no descansa Lucifer-
que cuando creas tener
un lindo razonamiento
con una bella llamada
-un poné-
Sacramento,
sea al final ese floreo
con todo un mozo de cuadras
que entre pitos y entre flautas
te ha prendido
en su terreno
y allí,
y sin muchos miramientos,
a Rota te haga mirar
y -aunque en mucho virtual-
te ponga la parte de atrás
como un cuadro de flamenco.

Coplilla publicada en Elanaveva: 12/06/09
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sábado, 5 de febrero de 2011

Culpas

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mi cara,
no sé si dolida,
sí distinta.

(tú)
fuiste
lo más difícil
que vi en tus ojos.
divino, tu cuerpo
de hoteles, fotografías, arquitecturas de verano,
flores puestas en agua,
caminos de horizontes
amplios
de noches
de estrellas
y amor a la carta.


exceso de perfección
de cada cual,
en sus rimas,
quizás...
frente a su espejo.

pero no es tiempo
de parálisis
frente a ese mar
que veo
o una luna.
pues ahora
huyeron las aves
de tu lengua
de sofá.


desaparecieron
como por magia
las caricias de la carne
débil
y el sudor,
los acompasados movimientos.
y somos víctimas,
en la distancia de lluvias,
de los párpados abiertos
sin lágrimas, ni palabras
ya.


y sólo el silencio nos acompaña,
y nos envuelve en incógnitas
de culpa,


como versos que somos


ya huérfanos
de música,
de ritmo.

Foto: jose rasero
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